Crónicas de un carpintero tico

Crónicas de un carpintero tico...

Nos encantaría tomarnos un café y contar como surgió nuestra tienda pero como no se puede, lo contamos acá!!!

Ya seas carpintero de primera, aficionado o un humilde aspirante al oficio, sin duda tenemos mil anécdotas que compartir…

Como buenos aficionados a la carpintería, constantemente estamos buscando en internet videos, tutoriales, consejos y cualquier otro truquillo que nos haga la vida más fácil y placentera en el taller.

Normalmente empezamos a explorar los tutoriales con toda la ilusión del mundo hasta que aparece en escena un artefacto divino que nos resuelve algún problema en el taller, inmediatamente se nos acelera el corazón, nos brillan los ojos y aquello es amor a primera vista. No obstante, salta una alarma en nuestro cerebro que nos empieza a recordar que estamos en Costa Rica y que muy probablemente ese artefacto, objeto de nuestras pasiones, no esté ni cerca de cruzar nuestras fronteras; pero pese a esa alarma, ya es muy tarde ¡Nos hemos enamorado y toca empezar la faena!

Lo siguiente que hacemos es buscar rápidamente en Google: “comprar xxxxx en Costa Rica” (entiéndanse las equis como el nombre de la herramienta que nos roba el sueño).

El resultado es desalentador. Después de revisar exhaustivamente las 4 ferres con tienda online en Costa Rica y entrar a muchos enlaces que ni siquiera corresponden a nuestro país, nos empieza a invadir la desesperanza. Pero ¡claro!, como buenos carpinteros somos cabezones y no perdemos la fe.

Nos alistamos, nos ajustamos la mascarilla y emprendemos el viacrucis por las ferreterías cercanas. Lo siguiente ya es como repetir una película.

– Hola, ¿hay plantillas para agujeros oblicuos?

– ¿Perdón?

– ¿Si tienen plantillas para agujeros oblicuos o de bolsillo?…agujeros tipo kreg?

– Ahh no amigo.

– ¿Sabe de qué le hablo?

– La verdad no, ¿eso que es?

– Es una herramienta para hacer uniones.

– ¿Está seguro?

– Si si, es para carpintería.

– Mmm no amigo, aquí eso no hay. Seguro está usted confundido. (Cabe resaltar que esta respuesta va acompañada de una cara de asombro por parte del dependiente, nos mira como si estuviéramos locos, hablando en chino, o fuéramos de otro planeta).


Después de esa respuesta poco amable, decidimos irnos del establecimiento. Mientras caminábamos hacia la salida, no podíamos evitar sentirnos un poco decepcionados. Habíamos oído tantas cosas buenas sobre esa tienda, pero al final resultó ser una gran desilusión.

Al salir a la calle, seguimos conversando sobre la mala experiencia que acabábamos de tener. Fue entonces cuando uno de nosotros recordó haber visto una tienda similar en una calle cercana. Decidimos ir allí para ver si tenían lo que buscábamos.

Al llegar a la tienda, nos dimos cuenta de que la decoración era mucho más modesta que en la primera tienda, pero la actitud de los empleados era totalmente diferente. Nos recibieron con una sonrisa y nos preguntaron si necesitábamos ayuda.

Les explicamos lo que estábamos buscando y, para nuestra sorpresa, tenían exactamente lo que necesitábamos. Además, los precios eran mucho más razonables que en la primera tienda.

Al final, salimos de esa tienda con una gran sonrisa en el rostro y con la satisfacción de haber encontrado lo que necesitábamos. Aprendimos una valiosa lección ese día: no siempre lo más grande y lujoso es lo mejor. A veces, la humildad y la amabilidad pueden marcar la diferencia.